29 de abril de 2013

Arte


Fantásticos retratos. Típicos de la época Barroca cuando era muy recurrente el realizar el  "Retrato de aparato" con tantos detalles en los ropajes de los retratados que resultaba abrumador.

Tengo ganas de que pasen ya los exámenes, me salen los géneros artísticos por las orejas.
Hoy toca el género del desnudo y como muestra os dejo una obra que aunque es del género histórico, también tiene desnudez en ella:

El nacimiento de la Venus (Botticelli)


Según cuenta la leyenda Venus, diosa del amor, nació de los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Saturno y luego arrojados al mar. El título de la obra no es, por lo tanto, exacto, ya que el cuadro no representa el momento del nacimiento de la diosa, sino que muestra la llegada de Venus, sobre una concha, a la playa de una de las islas que tradicionalmente se le dedican, como Chipre, Pafos o Citerea. La diosa es empujada por el soplo de los dioses alados, entre una lluvia de flores.
Desde los tiempos de la Roma clásica no se había vuelto a representar a esta diosa pagana desnuda y de tales dimensiones: el desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recupera en el Renacimiento como símbolo de inmaterialidad. Esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual sino que, con su postura y sus facciones finas, se acerca más al ideal de inteligencia pura o saber supremo. Venus sustituye a la Virgen, expresando una fascinación hacia la mitología común a muchos artistas del Renacimiento.3
Una Ninfa espera a la diosa en la playa para cubrirla con un manto rojo con motivos florales. Se trata, específicamente, de Primavera. Lleva un traje floreado: es blanco y está bordado de acianos. Un cinturón de rosas rodea su cintura y en el cuello luce una elegante guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus y símbolo del amor eterno. Entre sus pies florece una anémona azul.

En mi viaje a Italia hace ya unos 10 años tuve la oportunidad de ver este cuadro a muy poca distancia de mis ojos, y es magestuoso, ya no sólo por su tamaño, sino por la técnica, la expresividad... casi notas el viento que toca la cara de la venus. Sinceramente, creo que debería volver a Florencia algún día sigo enamorada de esa ciudad después de tanto tiempo :)

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